(Euskaraz)

Aceptando pulpo como animal de compañía se puede hacer el ejercicio de considerar compensadas la barbaridad de horas que tuvimos que meter con el Besaide con los días de compensación que se dieron al efecto. Y suponiendo que ello supone (hay mucho suponer en esta frase) poner el contador a cero, a partir de ahí las 15 horas de formación obligatoria dan para lo que dan: 15 horas.

Parece que este final de año está suponiendo un desenfreno lectivo para algunos compañeros que sobrepasa de largo ese cómputo.

También hay que aclarar que la utilización de términos sesgados, acaban por confundir y enfurruñar todavía más, si cabe, al personal: “curso de obligado cumplimiento” porque para poder vender un determinado producto, la legislación, o quien sea, obliga a  hacer el susodicho curso. Significa que el currela lo tiene que hacer, pero también significa necesariamente que la empresa debe facilitar los medios necesarios para hacerlo, ya sean materiales o de tiempo.

Con la formación voluntaria pues vale, pulpo otra vez y “voluntaria”, pero si la obligatoria supera con holgura las citadas 15 horas los responsables de las oficinas tienen una tarea complicada en organizar el trabajo para que las personas convocadas puedan dedicar el tiempo necesario (sea el que sea) a la formación obligatoria.